¿Por qué me cuesta levantar el pie al caminar? Causas funcionales, diagnóstico y ejercicios correctivos

La dificultad para levantar el pie al caminar es un síntoma que puede pasar desapercibido al principio, pero que a la larga afecta significativamente la calidad de la marcha, la seguridad y la eficiencia en cada paso. Esta alteración, comúnmente conocida como caída del pie o foot drop, puede tener múltiples causas que involucran al sistema neuromuscular, musculoesquelético y biomecánico.

En este artículo abordamos las posibles causas, los mecanismos funcionales que explican esta dificultad, cómo evaluarlo de manera básica y una serie de ejercicios efectivos para mejorar la movilidad, fuerza y control del pie en fase de despegue. Todo ello enfocado a lograr una recuperación funcional y prevenir caídas o lesiones asociadas.

¿Qué significa no poder levantar bien el pie al caminar?

Cuando hablamos de “levantar el pie” nos referimos al movimiento de dorsiflexión del tobillo: el gesto de subir la parte superior del pie hacia la tibia. Este movimiento es esencial en la fase de oscilación de la marcha (cuando el pie está en el aire tras el despegue y antes del apoyo siguiente). Si no ocurre correctamente, el pie puede arrastrarse por el suelo, aumentando el riesgo de tropiezos, caídas y compensaciones que afectan rodilla, cadera o columna.

Causas frecuentes de la dificultad para levantar el pie

A continuación, se detallan las causas más comunes desde un enfoque clínico-funcional:

1. Déficit neuromuscular (foot drop)

Cuando el nervio peroneo común (fibular común) se ve afectado —ya sea por compresión, trauma, cirugía o neuropatías—, puede producirse debilidad en los músculos dorsiflexores (tibial anterior, extensor largo del dedo gordo y extensor común de los dedos).

Posibles desencadenantes:

  • Hernias discales lumbares (L4-L5)
  • Compresión del nervio peroneo en la cabeza del peroné
  • Postura mantenida de piernas cruzadas o en cuclillas
  • Lesiones deportivas o accidentes

2. Debilidad del tibial anterior

Sin lesión nerviosa, pero por sedentarismo, inmovilización prolongada o descompensaciones musculares, este músculo puede estar hipoactivo.

Esto es especialmente frecuente en personas mayores, corredores principiantes o personas que caminan poco.

3. Limitación de movilidad en el tobillo

La rigidez articular, especialmente en flexión dorsal, impide que el pie se eleve con normalidad. Puede deberse a:

  • Inmovilizaciones por esguinces mal recuperados
  • Cirugías o fracturas
  • Acortamiento del tendón de Aquiles

4. Alteraciones del patrón de marcha

La marcha con apoyo adelantado o excesiva flexión de cadera puede estar enmascarando un problema real de activación del pie. A largo plazo, este patrón genera compensaciones y fatiga muscular.

Consecuencias de una mala dorsiflexión al caminar

  • Aumento del riesgo de caídas: por no despegar adecuadamente el pie del suelo.
  • Compensaciones articulares: sobrecarga en cadera, rodilla o columna lumbar.
  • Dolor por uso excesivo de la musculatura flexora de cadera.
  • Alteración de la eficiencia de la marcha: más gasto energético y menor fluidez.

¿Cómo saber si tienes un problema real al levantar el pie?

Aquí algunos signos y formas básicas de autoevaluación:

Signos clínicos frecuentes:

  • Arrastras ligeramente el pie al caminar
  • Te tropiezas con facilidad sin causa aparente
  • Al caminar rápido, notas que el pie golpea el suelo con ruido
  • Sientes fatiga en la parte anterior de la pierna

Test de autoevaluación funcional:

  1. Camina descalzo sobre una superficie lisa y escucha el sonido de tus pasos. ¿Golpea el talón de forma abrupta o se arrastra el pie?
  2. Pide a alguien que te grabe caminando de lado y de frente: observa si hay balanceo excesivo de la cadera (signo de compensación) o arrastre.
  3. Prueba el test de la silla: siéntate con la pierna estirada y trata de levantar la punta del pie sin mover el talón. ¿Puedes sostener el movimiento durante al menos 5 segundos?

Ejercicios para mejorar la dorsiflexión y activar los músculos implicados

1. Elevación del pie en sedestación

  • Siéntate con los pies planos en el suelo.
  • Levanta solo la parte delantera del pie manteniendo el talón apoyado.
  • Repite 3 series de 15 repeticiones.

Trabaja la activación del tibial anterior de forma controlada.

2. Caminar de talones

  • Camina 5-10 metros apoyando solo los talones, manteniendo la punta de los pies elevada.
  • Haz 3 repeticiones con descansos.

Activa de forma funcional los dorsiflexores en un gesto dinámico.

3. Estiramiento del tríceps sural

  • Apoya el pie contra la pared con la pierna estirada.
  • Mantén la rodilla recta y lleva la cadera hacia delante.
  • Aguanta 30 segundos, 3 repeticiones.

Libera tensión del tendón de Aquiles y mejora el rango de dorsiflexión.

4. Resistencia con banda elástica

  • Sujeta una banda elástica en un punto fijo frente a ti.
  • Coloca el pie dentro y realiza dorsiflexión contra la resistencia.
  • Haz 3 series de 10 repeticiones por pie.

Fortalece de forma progresiva con control y resistencia.

5. Movilidad del tobillo en carga

  • Coloca un pie delante del otro, rodilla semiflexionada.
  • Lleva la rodilla hacia delante sin levantar el talón, tocando una pared si es posible.
  • 3 series de 10 repeticiones por lado.

Recupera movilidad articular funcional en fase de carga.

Cuándo acudir a un profesional

Es fundamental acudir a un fisioterapeuta si:

  • Tienes debilidad muscular evidente
  • Notas entumecimiento o sensación de hormigueo
  • Te tropiezas con frecuencia
  • El problema persiste más de 2 semanas

Una evaluación profesional podrá incluir pruebas neurológicas, análisis biomecánico de la marcha y tratamiento específico con terapia manual, ejercicios, punción seca o neurodinamia.

Prevención: consejos prácticos para el día a día

  • Evita cruzar las piernas durante largos periodos de tiempo.
  • Usa calzado flexible que permita el movimiento natural del pie.
  • Alterna terrenos para caminar (asfalto, tierra, césped).
  • Introduce ejercicios de dorsiflexión como parte del calentamiento antes de caminar o correr.
  • Fortalece el core y los glúteos, fundamentales para un patrón de marcha eficiente.

Conclusión

La dificultad para levantar el pie al caminar puede tener causas más profundas de lo que parece. Identificar el origen y aplicar un programa específico de ejercicios y cuidados diarios es fundamental para evitar lesiones, mejorar la marcha y mantener la independencia funcional. Con constancia y el apoyo de un profesional, la mayoría de los casos pueden mejorar notablemente.

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