Ejercicios para recuperar la movilidad del pie tras una inmovilización prolongada
Después de una fractura, un esguince grave o una cirugía en la pierna o el pie, es común pasar semanas con una escayola, una bota ortopédica o incluso sin apoyar el pie en el suelo. Esta inmovilización prolongada genera rigidez, pérdida de fuerza y falta de control motor en el pie y el tobillo.
En este artículo te explicamos cómo recuperar la movilidad y funcionalidad del pie paso a paso, con ejercicios seguros y progresivos. También aprenderás por qué es importante hacerlo con supervisión fisioterapéutica y qué señales indican que vas por buen camino.
¿Qué le ocurre al pie tras semanas de inmovilización?
Durante una inmovilización prolongada (más de 2-3 semanas), el cuerpo deja de enviar estímulos motores y sensoriales a la zona afectada. Como consecuencia:
- Los músculos del pie y tobillo pierden fuerza.
- Las articulaciones se vuelven rígidas.
- El sistema nervioso pierde sensibilidad y propiocepción.
- Se alteran los patrones normales de marcha.
Todo esto puede provocar dificultad para caminar, sensación de inestabilidad, dolor en la planta del pie o incluso caídas.
¿Cuándo comenzar con los ejercicios?
En la mayoría de los casos, los ejercicios deben iniciarse inmediatamente después de retirar la inmovilización. Si hubo fractura, cirugía o complicación, el profesional sanitario indicará el momento exacto. Es clave comenzar de forma progresiva y no forzar el rango de movimiento en los primeros días.
Ejercicios para recuperar la movilidad del pie
1. Movilización activa sin carga
Ideal para los primeros días tras retirar la escayola o bota.
- Siéntate con la pierna estirada.
- Realiza movimientos lentos de:
- Flexión plantar (llevar el pie hacia abajo).
- Flexión dorsal (llevar el pie hacia ti).
- Inversión (girar la planta hacia dentro).
- Eversión (girar hacia fuera).
- 10 repeticiones por movimiento, 2-3 veces al día.
2. Movilidad con toalla
Mejora la flexión plantar sin necesidad de peso.
- Siéntate con la pierna extendida.
- Coloca una toalla enrollada bajo el pie.
- Tira suavemente de los extremos hacia ti, manteniendo la pierna recta.
- Mantén 30 segundos. Repite 3 veces.
3. Ejercicios de garra con los dedos
Estimulan los músculos plantares y la coordinación.
- Coloca una toalla pequeña en el suelo.
- Intenta arrugarla con los dedos del pie.
- También puedes recoger pequeños objetos (como canicas).
- Realiza 3 series de 10 repeticiones.
4. Apoyo progresivo y transferencia de peso
Cuando ya es posible apoyar, es fundamental reacondicionar la carga.
- De pie frente a una pared, apoya ambas manos.
- Realiza un pequeño desplazamiento del peso hacia el pie afectado.
- Mantén 5 segundos y vuelve al centro.
- Aumenta la carga poco a poco según tolerancia.
5. Propiocepción sobre superficie inestable
Importante para evitar recaídas.
- De pie sobre un cojín blando o colchoneta.
- Mantén el equilibrio durante 20 segundos.
- Aumenta la dificultad cerrando los ojos o moviendo los brazos.
- Haz 3 repeticiones. Avanza a una sola pierna cuando ganes confianza.
¿Qué señales indican que estás mejorando?
- Menor rigidez por la mañana.
- Aumento del rango de movimiento sin dolor.
- Capacidad para apoyar todo el pie sin cojear.
- Sensación de mayor control al caminar o subir escaleras.
¿Cuándo acudir al fisioterapeuta?
Es recomendable que un fisioterapeuta supervise la recuperación si:
- El dolor no disminuye con el paso de los días.
- Aparece inflamación tras caminar.
- Notas debilidad marcada o inestabilidad.
- Tu marcha sigue siendo asimétrica.
El tratamiento manual, la reeducación de la marcha y las técnicas de activación muscular pueden acelerar y asegurar una recuperación completa.